Quienes debemos actuar como peritos de
parte en causas por diversos delitos, muchas veces nos encontramos con peritos oficiales
que son efectivamente capaces de dejar a un lado cualquier posible prejuicio, y
siendo esto tan válido independientemente del delito y de los antecedentes del
imputado de que se trate.
Es de esta manera que pueden llevar a
cabo su tarea de una forma objetiva y en un marco de cordialidad y respeto
hacia todos los profesionales que se encuentran interviniendo en la causa.
En lo que refiere específicamente a
los peritos, el código procesal promueve que exista una comunicación entre
ellos, ya que el acto de suscribir el informe oficial en coincidencia o en
disidencia también implica un encuentro y un diálogo.
Pero en otros casos lo que puede verse
es precisamente la posición contraria, prejuiciosa y oposicionista, y el
destrato hacia los profesionales que actúan por la defensa, ya sean éstos
abogados o peritos.
Existen muchas señales que no deben
pasar inadvertidas ni deben ser consideradas como acontecimientos puramente
accidentales. Acciones y omisiones que dan cuenta de que un perito oficial ha llegado
con una “teoría” y que probablemente sólo desee confirmarla.
Para dar un simple ejemplo, basta con
mencionar que hay peritos oficiales que no saludan a los abogados ni a los
peritos, o que retiran abruptamente la mano y amplían la distancia física apenas
toman conocimiento de que se encuentran frente a los profesionales de la
defensa.
Si bien es cierto que existen causas e
imputados por delitos que son capaces de producir una mayor resonancia
emocional que otros, un perito oficial no debe permitir que estas
particularidades interfieran con su tarea, y en algunos casos hasta el extremo
de hacerlos parecer peritos de la querella más que peritos oficiales.
En algunas causas por delitos sexuales
cometidos en perjuicio de menores de edad pueden verse actitudes que llaman la
atención de los peritos de parte y que son reveladoras de una importante falta
de objetividad.
Unas líneas más arriba hablábamos de
la posibilidad de que se observaran diversas señales que no deberían pasar
desapercibidas, y en este mismo sentido pueden mencionarse las actitudes y
comentarios que buscan la complicidad del perito de parte para que no se
formulen más preguntas a un menor que se encuentra declarando en cámara Gesell.
El perito de parte no puede dejarse
intimidar ni manipular por un perito oficial que, consciente o
inconscientemente, procura confirmar una teoría preconcebida sobre un caso.
Indicaciones tales como “¿Usted como perito de parte debería decirle al Dr.
(por el abogado defensor) que…” obligan a una respuesta que desarticule la
intención subyacente de imponer una visión subjetiva a quienes se encuentran
presentes. Lo saludable será una respuesta que le haga saber que lo único que
debería hacer uno como perito es el trabajo para el que fue designado y que eso
es precisamente lo que se encuentra haciendo.
Tampoco pueden ser admitidas
inquisiciones tales como “¿Pero Ud. conoce al imputado?”, ya que esto es
irrelevante cuando un menor declara respecto de un posible abuso o violación, y
no hace más que dar cuenta de un probable preconcepto relativo a que, si un
sujeto posee determinados antecedentes, el relato de los acontecimientos que se
investigan necesariamente debe ser verosímil en todas sus partes.
Seguramente los lectores podrán
agregar muchos otros indicadores de la ausencia de una debida imparcialidad y
objetividad por parte de un perito oficial, pero en este artículo no puede
dejar de mencionarse que también es posible que se intente presentar el informe
oficial omitiendo convocar al perito de parte por medio de insólitas
justificaciones, o que se lo convoque sólo un par de horas antes de enviar el
informe al juzgado.
Si bien en estos casos el juez podrá
intimar al perito de parte para que presente su informe, los tiempos serán
breves, al tiempo que no parece fácil acreditar que la demora ha sido ajena a
la responsabilidad del perito.
En definitiva, creo que es importante
destacar que como peritos de parte debemos estar siempre atentos a todas estas
cuestiones, ya que las mismas podrán también expresarse en una metodología
inadecuada como así también en conclusiones infundadas y obtenidas a partir de
una visión parcializada de la realidad que se evidenciará en una arbitraria
selección de los contenidos analizados.
Esta obra cuyo autor es Lic. Germán G.De Stéfano
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