Todo
lo que puede considerarse en esta nota se encuentra basado en la información
periodística disponible, ya que hasta la fecha ninguno de los imputados ha
prestado declaración y la víctima se encuentra internada con asistencia médica
y psicológica. Cualquier información posterior podrá producir variaciones en
lectura del caso, de manera que todo lo que pueda señalarse sólo podrá tener un
carácter preliminar y plantearse como una de las hipótesis posibles.
Asimismo,
en los últimos días también se ha publicado que la imputada habría manifestado
que “Me reprocho no haberla llevado al hospital cuando llegó tan mal”, dando a
entender que las lesiones observables en la víctima podrían haber sido
provocadas con anterioridad, siendo desconocidos los reales autores. En caso de
verificarse lo expresado en estas declaraciones, cabe suponer que la
generalidad de las interpretaciones enunciadas en esta nota podrían resultar
igualmente aplicables a quienes efectivamente hubieran sido los autores de
dichas lesiones.
De
acuerdo a algunas publicaciones, la víctima ha tenido durante el tiempo de su
cautiverio algún contacto con el mundo exterior, inclusive con integrantes de
la policía, y ha sido entrevistada por uno de sus supuestos captores (la
periodista) en la radio local. También habría sido, en algún momento,
abandonada a varios Km como forma de castigo.
En
caso de comprobarse esta información, tal vez no sólo estaríamos hablando de
una víctima predispuesta por causa de diversos factores de riesgo que se
desconocen sino también, hasta cierto momento de su estado de cautiverio y
sometimiento, de una víctima participante.
En
la pareja de los supuestos captores aparece un miembro dominante llamado “el
pastor”, y otro miembro sumiso constituido por su mujer. No parece haber ningún
integrante psicótico en la pareja, ya que el discurso vinculado a la religión y
las afirmaciones del pastor indicando lo que “el espíritu” le dice sólo parecen
buscar la manipulación de la víctima.
Ya
sea que se trate de una secta o solamente de la voluntad de crearla, lo que
resulta evidente es la presencia de un líder carismático, una cómplice que lo
define como un dios y la reducción de un tercero-víctima a una posición de
objeto, quien sólo consigue escapar cuando se encuentra al borde de la muerte.
El
líder promete una supuesta “gloria divina” y mediante una manipulación lograda
por medio de la redefinición de algunas palabras exige “derrumbar fortalezas”,
las cuales son “mentiras del enemigo que usa a muchos predicadores”, destacando
que en lugar de darle esto a la víctima “tipo prédica”, “se lo manda como dijo
el espíritu”. Probablemente con esto último se refiera a producir el derrumbe
de esas fortalezas por medio de la acción sobre la psiquis y el cuerpo tratados
como objeto. Cuando la víctima quiere decir “basta” ya es tarde y, por muy poco,
“demasiado tarde”.
El
sujeto neurótico siempre está buscando un líder, un dios, un ideal, un dueño de
“la verdad”, un sujeto “incastrado”, completo, que le garantice que lo
imposible es posible, que le proporcione la ilusión de que existe una forma de
estar más allá de una falta estructural.
Tanto
la cómplice como la víctima parecen ubicarse en este mismo lugar y en la misma
búsqueda, encontrándose con un “dios”
que de una forma o de otra las lleva a la acción, una entregando su
dinero y sus propiedades, su psiquismo y su cuerpo. Otra perdiéndose a sí misma
en la fascinación por ese mismo líder y pasando a convertirse en cómplice y
activa victimaria aunque, probablemente, en el tiempo inicial de su relación
con este líder no haya sido más que otra víctima.
La
información que aparecerá en los próximos días, las declaraciones de los
imputados, el testimonio de la víctima y lo que pueda llegar a saberse acerca
de la historia personal de cada uno de los involucrados seguramente aportarán
elementos que podrán dar una mayor consistencia o desvirtuar estas ideas
iniciales.
Sea
como fuere, lo importante será evitar súbitas conclusiones y diagnósticos
instantáneos. Pero indudablemente es un caso que nos confronta con lo que está
más allá de las palabras, con un sujeto ubicado y tratado como objeto. Lo más
rápido sería decir, basándonos en una fenomenología, que se trata de una pareja
de psicópatas con un efecto devastador en una víctima. Pero podemos tratar de
pensar acerca de lo que pueda haber más allá de las conductas. Por mi parte
ubicaría al líder en el terreno de la psicopatía y la perversión; y a la
cómplice y a la víctima del lado de la neurosis. Llegarán las pericias y por
ahora no está mal que queden más preguntas que respuestas. Hay tiempo. Hay
teorías. No hay dioses.
Esta obra cuyo autor es Lic. Germán G.De Stéfano está bajo una licencia deReconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional de CreativeCommons.
Puede hallar permisos más allá de los concedidos con esta licencia en https://www.safecreative.org/user/1207070641723
Puede hallar permisos más allá de los concedidos con esta licencia en https://www.safecreative.org/user/1207070641723