1/8/13

Ángeles Rawson: Sobre El Posible Homicida - Parte III

En primer lugar resulta importante sugerir que los lectores escuchen las opiniones del destacado Dr. Osvaldo Raffo publicada en la entrada anterior ya que gran parte de esta nota se encuentra basada en sus consideraciones, las cuales difieren de las conclusiones del perito oficial que elaboró el informe de autopsia del cuerpo de la víctima.
No obstante ello, puede hacerse un breve resumen de lo expresado en dicha entrevista mencionando que el Dr. Raffo ha señalado que se habría tratado de un atentado sexual contra la menor Ángeles Rawson, destacando los golpes en el cráneo, rostro, lesiones en la boca y en el cuello y en el interior de los muslos; indicando que la joven no habría muerto como consecuencia de la compactación sino por haber sido sofocada a mano y que el autor del hecho habría conservado su cuerpo en el edificio hasta el momento de deshacerse del mismo.
Asimismo señala que el crimen no habría sido un acto en “cortocircuito” sino que el agresor la habría estado esperando; que la mecánica habría sido la de derribarla y dominarla por medio de los golpes; que luego la habría tomado por el cuello y que, ante el pedido de socorro de la víctima, habría comenzado la sofocación tapándole la boca produciéndose la muerte luego de entre tres y cinco minutos.
El prestigioso profesional también indica que el autor del hecho fue exacto y organizado, que habría utilizado el engaño para conducir a la víctima hasta el lugar del crimen, y que la bolsa que se encontró en la cabeza con una doble ligadura hecha con hilo sisal fue colocada para asegurarse de que la joven estuviera muerta, ya que en las fotos puede verse que el hilo no dejó ninguna impronta en el cuello. De esta manera, cuando llegó a la compactadora de residuos, la adolescente ya se encontraba muerta y también menciona que podría haber habido una segunda persona como un agente pasivo y que luego participara en la tarea de embolsar el cuerpo y limpiar el lugar.
Con respecto a las pericias psicológicas señala que debido a que el imputado se ha negado a declarar y a que se le practiquen los estudios psiquiátricos y psicológicos, lo que puede analizarse es el comportamiento del sujeto antes, durante y después del hecho. En este sentido, sostiene que se trataría de una personalidad anormal para la que el acto sexual no requiere de la penetración, sino que la gratificación es obtenida por medio del sometimiento y sufrimiento de la víctima, y que el homicida habría matado a la joven con sus manos, gratificándose al mirarla a la cara y viéndola morir.
En el caso de que la hipótesis del Dr. Raffo fuera la correcta, resulta evidente que estaríamos hablando de un sujeto con una perversión en la que el goce es alcanzado por la vía de producir el sometimiento y padecimiento en el otro y sin que el acceso sexual le sea imprescindible.
En tal caso, también resulta probable que haya logrado llevar a la joven al lugar del crimen por medio del engaño, un lugar que proporcionara al homicida cierta garantía de privacidad, y también sería probable que desde bastante tiempo atrás viniera pensando y fantaseando con ella y con la oportunidad para llevar estas fantasías a la acción real.
Las diferentes consideraciones acerca del crimen hacen más que difícil llegar a una conclusión respecto de la estructura psíquica del autor del hecho, porque no tiene la misma significación psicológica que la sucesión de los acontecimientos se haya producido tal como lo plantea el Dr. Raffo, a que el homicida haya fallado en el acto de matar, aun con diferentes medios, produciéndose la muerte varias horas después y como consecuencia de la compactación en un camión recolector de residuos. Tampoco es indiferente que se haya librado del cuerpo por esa vía por considerar al cadáver como un objeto de deshecho cuyo destino final ya era parte de una fantasía perversa, a que haya sido asesorado por un tercero para desprenderse del mismo de una manera eficiente. Tampoco es lo mismo que la bolsa haya sido colocada en la cabeza de la víctima con la finalidad de evitar verla ya muerta y así mitigar cualquier posible sentimiento de remordimiento o de culpa, a que la misma haya sido utilizada para asegurar su muerte o para torturarla durante los últimos momentos. Y tampoco es lo mismo que los acontecimientos hayan sido el resultado de una planificación y del montaje de toda una escena diseñada para gozar del padecimiento de otro, a que sea el resultado de algo que se salió de control como consecuencia de que la frustración originada en la negativa y resistencia de la víctima no pudo ser tolerada por el homicida.
En una parte anterior de esta nota se consideraron algunos contrastes que resultaban difíciles de explicar, porque las conclusiones de la autopsia parecían indicar que había faltado la certeza en el acto de matar mientras que todo el procedimiento utilizado para deshacerse del cuerpo parecía mostrar frialdad, astucia y una conducta metódica.
La lectura del Dr. Raffo podría eliminar estos contrastes haciendo aparecer la certeza también en el momento de acabar con la vida de la joven. Las conclusiones de la junta médica podrán ser determinantes para arribar a una mejor comprensión respecto del hecho y de su autor.

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